Afuera llueve intensamente
Desde mi ventana, veo correr los paraguas llevando gente debajoEl agua moja y enoja a los que van y vienen debajo de ella
El cielo se descuelga en hilos de cristal liquido
No hay barcos de papel navegando, ni niños que festejen la alegría del agua
Solo caras que en silencio se acuerdan de ese mismo dios que los domingos le rezan
Y hoy con todas las letras no escritas lo putean por el aguacero.
Yo no me mojo, no me enojo, no puteo, no rezo los domingos.
Asi como estoy con mi remera con restos de óleo, bajo a la vereda.
Quiero ser parte de ese mundo, vivirlo sentirlo
Me paro en la esquina a verlos correr esquivando esta bendición
Enciendo un cigarrillo que inmediatamente se torna flácido por el agua.
Me dejo mojar, me dejo llenar de esos cristales líquidos
Me siento mas limpio, más liviano que ellos que corren
Y pienso en aquellos que en su lengua ilegible de tribus lejanas, rezan por esta bendición.
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